Nicolas Sarkozy, y su esposa, Carla Bruni, en una visita a Cartago
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, cerró ayer un polémico viaje oficial de 48 horas a Túnez, con un entusiasta llamamiento a la cita del próximo 13 de julio, en París, donde debe nacer su proyecto de Unión para el Mediterráneo (UPM) y aprovechó para mandar al baúl de la historia al llamado Proceso de Barcelona, creado en 1995 por la Unión Europea (UE) y el resto de países del Mediterráneo al que pretende suceder. "Si se convierte en una realidad, cambiará el mundo", aseguró Sarkozy.
En un discurso pronunciado en Túnez, el presidente francés hizo un llamamiento a los países ribereños del Mediterráneo a "no perder su cita con la historia". Los países del Mare Nostrum, añadió, deben asociarse, entre otras cosas, para luchar contra "la barbarie" que amenaza la civilización.
Túnez, en este sentido, es para Sarkozy un ejemplo para "todos los pueblos amenazados por el fundamentalismo y el oscurantismo", en cuanto que "lleva medio siglo comprometido en la vía del progreso, la tolerancia y la razón". Unas opiniones que le han valido durísimas críticas en Francia por lo que representan de aval a la política de derechos humanos y los ataques a la libertad de expresión que lleva a cabo el régimen del presidente tunecino, Zin el Abidín Ben Alí.
Pese a los concesiones de todo tipo que el presidente francés se ha visto obligado a hacer respecto a la idea original de la UPM, especialmente las que forzó la canciller alemana, Angela Merkel, que veía cómo Berlín quedaba al margen pese a tener que pagar la factura, Sarkozy insistió ayer en las bondades del proyecto, por la vía de descalificar el Proceso de Barcelona. "Barcelona está bien", dijo, "porque es el Norte que ayuda al Sur. Pero Barcelona, siento mucho decirlo, no es una colaboración entre los pueblos, Barcelona es un error porque es la continuación del diálogo Norte-Sur tal como se estableció tras la descolonización, es decir sobre la base de una relación no igualitaria, en la que uno decide y el otro recibe".
"Frente al diálogo Norte-Sur que permite que aumente peligrosamente el foso entre las dos riberas, Francia propone la idea de una unión entre todos los países del Mediterráneo fundada sobre una igualdad de derechos y deberes. He aquí la novedad", añadió Sarkozy. El presidente francés esbozó algunas de sus ideas sobre el futuro funcionamiento de la UPM. Tendrá un sistema de copresidencias rotativas a cargo, simultáneamente, de un país del norte y otro del sur. La sede de la organización, por supuesto, estará en un país del sur. Una mención que en Túnez fue seguida con un particular interés.
(publicado en el pais.com)
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