jueves, 29 de mayo de 2008

302. Escritores y académicos rinden un homenaje al escritor Ángel González bajo el título 'Etenidad en vilo' con lecturas de varios poemas.


LOS AMIGOS. Aurora Luque y la viuda del poeta, junto a Sabina, García Martín, García Montero y Josefina Martínez, en las inmediaciones del edificio del Milán. / MARIO ROJAS

Ni Ángel González conducía al llanto, ni sus ojos reflejaban el fracaso del mundo. Por mucho que a él le gustara decirlo y hasta escribirlo en sus poemas. Por eso, y «por lo terco y cabezota» que era, su viuda, Susana Rivera, quiso llevarle ayer la contraria: «como siempre hacía él». Escogió algunos de los poemas de los que fue musa y los leyó para negarlos. Para mostrar que los sabios también mienten.

«Ángel no puede llevar al llanto mas que ahora que no está; antes conducía a la alegría y, como mucho, a la rabia», recordó Rivera en un homenaje en el que estuvo acompañada por los poetas Luis García Montero y Aurora Luque, el director de la revista 'Clarín', Jose Luis García Martín; la directora de la Cátedra Emilio Alarcos, Josefina Martínez y el cantautor Joaquín Sabina. «A través de él pude conocer las injusticias y la crueldad del mundo, pero también la belleza y la hermosura», continuó Susana Rivera, quien destacó su talante de hombre de «fuertes convicciones».

Bajo el título 'Eternidad en vilo' -en honor a la obra de Jorge Guillén- los asistentes a este homenaje realizaron lecturas de algunas de sus obras, varias de ellas abajo reproducidas. Al otro lado de la mesa, un público formado en su mayor parte por estudiantes, abarrotó, hasta las esquinas, la Biblioteca de Humanidades del Campus del Milán de Oviedo.

El fallecimiento del poeta, acontecido el pasado mes de enero, ha dejado más de un «huérfano» en el mundo de la literatura. Y de la música. Joaquín Sabina se definió como «un viudo inconsolable» y participó en el acto leyendo algunos de los 'juegos' de versos que escribió junto al académico «menos académico y más inmortal» de todos, de quien recordó varias anécdotas de sus encuentros en Madrid. No en vano, aseguró Sabina, «los camareros hacían fiesta cuando se corría la voz de que Ángel volvía a Madrid».

El ingenio

Cada uno de los asistentes escogió un rasgo de la personalidad del asturiano para trasmutarlo luego en poesía. Jose Luis García Martín no quiso quedarse con las composiciones más tristes del último libro del autor -poemas póstumos recogidos bajo el título 'Nada grave'- sino con «el humor y el ingenio» de un escritor que huyó de los tópicos. Que no utilizó la poesía como catarsis sino como puro juego. Que fue primero lector, luego escritor y «finalmente crítico literario», argumentó Martín, quien leyó las glosas que González escribió en honor a Jorge Guillén y a Blas Otero. En este mismo sentido, en el del juego, en el de la sonrisa «dulce, pero amarga», Aurora Luque le definió como el autor que «utilizó el humor para salvarse de la desesperanza» y que supo responder con una «inyección de amor a las asperezas del mundo».

El también poeta y amigo personal de Ángel González, Luis García Montero, recordó su paso por Sevilla. Rememoró la idea del 'pago de la derrota' que el asturiano supo transmitir en varios de sus poemas -como en 'Camposanto en Colliure'- donde da vida a los sentimientos que produce el exilio y la guerra, siguiendo la añoranza de un Machado que se desorientó al llegar a la frontera francesa en plena guerra civil, tan alejado de su patria y de su Andalucía.

Ángel González fue «un perdedor» por las circunstancias que le tocó vivir, según su viuda. Lo fue por la revolución, la guerra, la dictadura, las tragedias. Pero con lo que Susana Rivera quiso quedarse y lo que animó al lector a rescatar es «el terrible, pero acariciado mundo» de sus obras.

Fuente: el comercio digital
FUENTE:

JOSÉ VERÓN GORMAZ Y NICOLÁS DEL HIERRO PRESENTAN LIBROS

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