sábado, 19 de abril de 2008

"Ni Sarkozy ni Merkel ni Brown dirían lo que el PP dice de la cultura" ENTREVISTA: CÉSAR ANTONIO MOLINA Ministro de Cultura.


César Antonio Molina, ministro de Cultura

De periodista-poeta a poeta-ministro, César Antonio Molina (A Coruña, 1952) lleva ocho meses al frente del paquebote cultural. El presidente Rodríguez Zapatero se lo llevó al consejo de ministros seducido por la eficaz gestión que Molina llevó a cabo en el Círculo de Bellas Artes y en el Instituto Cervantes. Pero el Ministerio es otro cantar, claro.

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"Cultura tiene lo esencial... y Exteriores tiene infraestructuras"

No es fácil encontrar gestores en el ámbito de la música española"

"En el mundo del cine español, contentar a todos es harto difícil"

"No pidamos cambios en la Orquesta Nacional de hoy para mañana"

"El director del INAEM seguirá en el cargo. ¡Hombre, si lo nombré yo!"

Pregunta. Esta misma semana, en sus primeras declaraciones tras ser reelegido ministro, admitió como una de sus prioridades la acción cultural exterior. Entonces ¿dónde queda la relación con Exteriores, del que depende el Instituto Cervantes?

Respuesta. Cada ministerio tiene sus propios ámbitos, pero el de Cultura posee algo esencial, que es el patrimonio; el arqueológico, el pictórico, el bibliográfico, el cinematográfico… Exteriores tiene infraestructuras. ¿De quién es el Centro Dramático Nacional? ¿De quién es el Ballet Nacional? ¿Quién tiene los fondos para las grandes exposiciones de Goya, Velázquez, Dalí o El Greco? ¿Los festivales de cine? Cultura. Estamos presentes en todo. ¿Quién tiene la Filmoteca? ¿Quién tiene las películas? El ámbito de Cultura es todo, porque tiene todo lo esencial.

P. ¿Piensa controlar el Cervantes?

R. El Cervantes es independiente y así tiene que seguir. Y quien lo dirija se tiene que llevar bien con todos los ministerios.

P. El otro día, un gran nombre del cine español me decía que a todos los políticos, PP y PSOE, “les importa un bledo la cultura”.

R. Venimos de donde venimos y llevamos sólo 30 años de democracia, y eso no es nada en la historia de un país. Venimos de épocas oscurantistas. Y no olvidemos algunas de las cosas que oímos en la última campaña.

P. ¿A saber?

R. Pues que los trabajadores de la cultura no trabajan, que ningún escritor y ningún cineasta se levanta a las siete de la mañana. Todavía oímos a parte de nuestros políticos cosas de ese calibre. A Sarkozy no se le hubiera ocurrido decir lo que el PP dice de la cultura. Ni a Merkel. Ni a Brown. En otros países, la cultura está por encima de todo y de todos, vengan unos o vengan otros. Aquí, no. La cultura es imagen de un país pero algunos no lo entienden. Hay como una conciencia popular que algunos tratan de tergiversar. Es como los que dicen que el cine español no gusta, que no se ve cine español...

P. Es que, si nos atenemos a cifras de este mismo ministerio, no se ve. La cuota de mercado en 2007 se quedó en un 13,5%.

R. Sí, pero en lo que llevamos de 2008 ha subido. Pero está compitiendo con una industria gigantesca de un país de 300 y pico millones de personas. No es un combate con los mismos medios. Pero el cine español está igual o mejor que el francés, el italiano o el británico.

P. En Francia, esa cuota de interés por el cine nacional oscila entre el 35 y el 40%. Por otra parte, el año pasado se produjeron en España 170 películas. No es una situación realista. En cuanto hablas con gente del sector te dicen en privado que es una barbaridad, que lo lógico serían unas 80 o 90.

R. El cine es una actividad privada. Igual que se producen equis coches se producen equis películas, y el Ministerio no tiene por qué opinar.

P. Pero sí que opina, en cierto modo, desde el momento que concede ayudas públicas, por ejemplo a nuevos realizadores o proyectos de riesgo artístico…

R. Ayudamos, pero no tenemos por qué decir si 170 son muchas o pocas. Es la propia industria la que tiene que reflexionar sobre eso, sobre si le merece la pena. Para eso se ha hecho también la Ley del Cine.

P. Hay mucha gente descontenta con esa ley. Por ejemplo, hay quienes creen que el Gobierno acabó haciendo demasiadas concesiones a las televisiones.

R. No creo. Se consensuó con todo el mundo. Pero en el mundo del cine, contentar a todos es harto difícil. Siempre hay núcleos de insatisfechos.

P. Usted lo sabe bien. Provocó bastante inquietud cuando llegó, con las destituciones de varios cargos en poco tiempo. Campos Borrego en el INAEM, Rosa Regás en la Biblioteca Nacional… y se acaba de publicar en el BOE el cese de Carlos Alberdi, director de Cooperación Cultural. Se ha granjeado fama de Terminator ministerial...

R. Es sorprendente que me diga estas cosas. En todos los lugares, el director tiene el derecho de cambiar a sus equipos. Pues lo mismo un ministro o un presidente del Gobierno. ¿Por qué no investiga usted los cambios que ha habido en otros ministerios? ¿Por qué no investiga los ceses que ha habido estos días en el Instituto Cervantes, de antiguos colaboradores míos, ceses que se han ejecutado sólo por fastidiarme a mí? En cambio, nosotros, todos los cambios los hemos hecho siguiendo las buenas prácticas.

P. ¿Serán esas buenas prácticas que usted defiende la forma definitiva de luchar contra el cáncer del dedismo y el amiguismo que ha habido en este país?

R. Desde luego es mejor nombrar a un director de esta manera que de otras maneras. Un director que trabaje respondiendo a un contrato, de forma que, en el caso de que venga otro partido a gobernar, podría continuar su trabajo.

P. ¿Los cambios afectarán sólo a los nombramientos?

R. No, lo mismo sucede en el capítulo de las obras, por eso vamos a crear una dirección general nueva, de Programación Económica e Infraestructuras Culturales. La obra de una infraestructura cultural no puede durar 13 años, porque en 13 años se construyen tres aeropuertos. Pero además, después de 13 años, la obra ya no cuesta equis, sino equis más equis más equis. Esto es inconcebible.

P. Empezó con el nombramiento de Manuel Borja-Villel en el Reina Sofía. ¿Cuál será el siguiente eslabón en esa cadena de buenas prácticas? ¿El Auditorio Nacional, quizá?

R. No, en el Auditorio ya se nombró director. O sea, el Auditorio ni siquiera tenía un director artístico, sólo tenía un gerente, lo cual era una cosa inconcebible. No había patronato, y se nombró uno. Y el patronato pensó en José Manuel López, le pidió un proyecto y lo aprobó.

P. Pero no hubo, digamos, un abanico de posibilidades, ni nada parecido a un concurso público, que parece ser la vocación de ese código de buenas prácticas...

R. Bueno, mire, estamos hablando del mundo de la música, y el mundo de la música, en España, tiene más dificultades que otros, para qué nos vamos a engañar. No es fácil encontrar gestores ni solucionar algunas situaciones.

P. Que se lo digan a la Orquesta Nacional. Desde hace años da la sensación de ser una institución empantanada.

R. Eso no es cierto. Vamos a firmar el acuerdo. Pero no pidamos cambios de hoy para mañana.

P. Y mucho menos cambios radicales, claro...

R. Yo no he hecho nunca nada sin el acuerdo de las partes. Y con acuerdos estamos cambiando cosas. ¿Usted cree que era normal que no hubiera un director artístico en el Auditorio? ¿Usted cree que era razonable que en el Auditorio sólo se programaran cosas que venían de fuera? Ahora va a haber un orden, y una mayor dedicación a la música española. Y todo ello con el consenso de la Orquesta Nacional, que es una gente estupenda.

P. Eso no se duda. Pero por cambios radicales me refería a si no ha habido nunca la intención por parte del Ministerio de acometer una transformación de la naturaleza misma de la ONE. De prescindir, incluso, de su estatus funcionarial, que tantos problemas legales y laborales ha acarreado.

R. Vamos a ver, la ONE es una orquesta muy profesional. Y en el acuerdo que vamos a firmar se establecerán buenos criterios de funcionamiento. Lo importantes es que siga habiendo buenos maestros, gente que vaya sustituyendo a gente mayor y un buen espacio de trabajo. Hemos iniciado un proceso de cambio tranquilo y de dar sentido a algo que no lo tenía, porque no había ningún orden en lo que se hacía. Pero hay que dar tiempo al tiempo.

P. Por cierto, se ha dicho que Juan Carlos Marset podría no seguir en el cargo, ¿qué hay de verdad?

R. El director del INAEM seguirá en el cargo. ¡Hombre, si lo he nombrado yo!

P. ¿Qué hay de la hipotética Ley de Artes Escénicas de la que se habló en su día?

R. Estamos en ello. Tenemos claro que hay que hacer una Ley de la Música, porque así lo reclama el sector. En cambio, en el tema del teatro hay más disparidad. Así que estamos estudiando con el mundo de las artes escénicas si hacemos una ley para la música, para el teatro o para las artes escénicas en su conjunto. En los próximos meses tomaremos esa decisión.

P. ¿Qué piensa hacer el Ministerio de Cultura con el Teatro de la Comedia de Madrid, que se compró hace diez años para ser sede permanente de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, y sigue cerrado a cal y canto?

R. Yo soy ministro de todo, pero claro… ese teatro no lo cerré yo. Y hubo una persona que estuvo aquí tres años de director general del INAEM y no hizo nada por él. Yo llevo ocho meses.

P. ¿Cuáles serán los siguientes cambios, los siguientes nombramientos en el seno del Ministerio de Cultura?

R. Se irán viendo en cada momento y circunstancia. Habrá directores que estén cansados y prefieran hacer otras cosas. Esto es como una carrera de relevos. Las personas se tienen que ir pasando de unas a otras el testigo de la gestión cultural, no se puede mantener a personas en el cargo por años y años, se necesita una renovación, sin violencia ni nada.

P. Los expertos de El Prado están llevando a cabo un estudio sobre las dudas de autoría de varias obras de Goya. Se habla de 12 pinturas que podrían pasar de Goya a atribuido a Goya.

R. No soy un especialista en Goya. Que salga lo que salga. Es un problema de los especialistas del museo, no del ministro. Lo único que me queda es alegrarme mucho si son de Goya y alegrarme menos si no lo son.

P. No se ha vuelto a oír nada del canon digital desde que se firmó en enero pasado tras el acuerdo entre Industria y Cultura, la satisfacción de los artistas y la indignación de los internautas. ¿En qué estado está el tema?

R. La orden ministerial entre Industria y Cultura está lista, y aunque hay algunos flecos todo se va a cerrar en las próximas semanas.

(publicado en el pais.com)

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