martes, 29 de abril de 2008

La tecnología que salvó a Heikki Kovalainen. La seguridad del MP4-23 y el circuito de Montmeló dejaron en anécdota lo que podría haber sido trágico.


Kovalainen, tras estrellarse en Montmeló- AP

El MP4-23 de McLaren-Mercedes- McLaren.com

La seguridad del MP4-23 y el circuito de Montmeló dejaron en anécdota lo que podría haber sido un trágico accidente.

El Circuito de Cataluña se estremeció en la vuelta 22 del Gran Premio de España, en pleno 'baile' de posiciones por la primera entrada a boxes. El piloto finlandés de McLaren, Heikki Kovalainen, esperaba su turno en la pista, exprimiendo los últimos litros de combustible para arrancar décimas y mejorar su puesto antes del repostaje. No pasó de la curva Campsa, el noveno giro del trazado. Uno de los componentes del sistema de suspensiones se rompía y el compañero de Hamilton se estrellaba inevitable contra la barrera. Una bala plateada a 250 kilómetros por hora. Los cientos de espectadores que vivían la fiesta en la 'pelouse' se quedaron atónitos por el brutal accidente, y, sin embargo, minutos después los médicos sacaban al piloto ileso. Heikki levantaba el pulgar en señal de que estaba bien. ¿Un ángel de la guarda? No. Tecnología de última generación.

La preparación física a la que se someten los corredores es otro factor que ayudó a Kovalainen a asimilar mejor el accidente, pero principalmente fueron los elementos de seguridad pasiva de su MP4-23 los que le han salvado de un daño más serio. Así lo asegura Joan Villadelprat, ex ingeniero de F1 y presidente de Epsilon Euskadi. "Si este accidente se hubiera producido hace diez, quince años, el daño en las piernas, probablemente, hubiera sido mucho mayor", ha declarado a ELPAIS.com, no sin antes insistir en que las normas de la FIA y los avances en seguridad de los equipos y circuitos han sido cruciales en la poca gravedad del choque.

Heikki Kovalainen no recuerda qué pasó después de empotrarse contra el muro de ruedas que limitaban el trazado. El piloto de McLaren pasó en cuestión de segundos de 250 km/h a cero y ya se encuentra fuera del hospital. ¿Qué ocurrió para que no sufriera daño alguno? Al principio de la temporada, los monoplazas sufren exhaustivos controles de seguridad que deben superar los baremos exigidos por la Federación, y cada año los test son más exigentes, sobre todo desde el accidente mortal de Ayrton Senna, en 1994. 14 años después, los monoplazas presentan variaciones muy importantes.

Desde la parte delantera, el morro un Fórmula Uno está diseñado de forma que, cuando se produce un fuerte golpe, éste se desprende del coche, absorbiendo gran parte del impacto. Además, como indica un gráfico explicativo en The Guardian, entre el cono y el habitáculo existe una barrera que protege al piloto del golpe, asegura que los pies y las piernas no sufran roturas e impide que los restos de material le dañen. Los flancos laterales del monocasco también han sido modificados. Ahora, el perfil de la cabina está más levantado para aumentar la seguridad y evitar que las ruedas choquen con la cabeza del piloto en caso de desprendimiento.

Otro de los componentes de seguridad son los cinturones. Sin embargo, a diferencia de las correas convencionales que incorporan los vehículos comerciales, éstas están confeccionadas con materiales y formas que permiten absorber mejor el impacto y reducir el daño en la zona abdominal. Junto al HANS ?el sistema que mantiene sujeto el cuello y la cabeza del piloto mediante una especie de collar-, los cinturones son los elementos más cercanos al corredor cuando se produce un percance.

Por último, los materiales con los que están construidos los bólidos son en sí un propio mecanismo de seguridad. La fibra de carbono y kevlar -un material de gran resistencia y estabilidad- proporcionan una mayor absorción del impacto. Cuando se produce un golpe, las fibras que componen el monocasco se pliegan unas sobre otras hasta comprimirse; el pequeño espacio de tiempo que tardan las vetas en reducir su superficie reduce considerablemente el daño directo sobre el piloto.

De estos seis componentes se benefició Heikki Kovalainen en su brutal accidente el pasado domingo. Igual que Robert Kubica el año pasado, en Canadá. Sin embargo, esta vez el diseño del circuito de Montmeló también influyó en la gravedad del incidente. La escapatoria de gravilla y la estructura de neumáticos que limita el perímetro, en lugar del hormigón utilizado hace una década, amortiguaron el impacto del coche del finlandés. Casi con toda seguridad, si el muro de protección hubiera sido de un material más duro, el piloto de McLaren hubiera sufrido consecuencias distintas.

(publicado en el pais.com)

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