Samaranch pensativo. Foto: sport.es |
El polvorín internacional sobre los Juegos de Pekín no se remonta al 13 de julio del 2001, la fecha en la que los miembros del CIO optaron por la candidatura china –cuatro días después, Samaranch dejó la presidencia–. La tempestad surgió mucho después, pero, a pesar de ello, defiende sin fisuras la decisión adoptada.
Ocupa un lugar discreto en un amplio salón luminoso, a tiro de piedra de Cosmo Caixa. Juan Antonio Samaranch, presidente honorario del Comité Internacional Olímpico (CIO), habla de esto y de aquello, es decir, de los Juegos de Pekín que empezarán el próximo 8 de agosto (mes 8) del 2008 a las ocho y ocho minutos de la tarde. Ocho días después de cumplir los 88 años (17 de julio) el exdiplomático se desplazará a la populosa ciudad. El ocho y el color rojo forman parte de la simbología China y son sinónimo de buena suerte. ¿Buena suerte? Con la que está cayendo sobre Pekín, hablar de buena suerte parece una osadía. Y, sin embargo, confía que: “todo saldrá a pedir de boca”.
¿Circulan negros nubarrones sobre Pekín?
La crispación se ha producido al paso de la antorcha olímpica en unas pocas ciudades. Lo peor ha sido la violencia desatada en París, Londres... Es verdad que todavía resta por cubrirse alguna etapa que puede ser conflictiva, como la del Tíbet, que me temo será inminente y semiclandestina para evitar que se repitan los altercados vividos en aquellos lugares. Estoy seguro de que lo peor ya ha pasado.
Pero…
Mire, los chinos se han sentido agredidos por unas manifestaciones dirigidas contra su país y que, en mi opinión, son totalmente injustas. Quienes de verdad conocen China saben de los enormes avances registrados en ese país en los últimos años. La gente vive mejor hoy que antes, y ese es un hecho irrefutable.
También se habla de la contaminación…
Es verdad que la hay. Pero, escuche lo que le digo, estoy seguro de que si no se produce un fenómeno natural como puede ser una tormenta de arena procedente del desierto de Gobi, no habrá contaminación o, por lo menos, no más que en otras ciudades de las que apenas se habla. El gobierno chino ha anunciado medidas de choque y durante los Juegos sólo podrá circular la mitad del parque automovilístico –matriculas pares un día e impares, al siguiente–. Además, todas las fábricas de la provincia estarán cerradas por vacaciones en esas fechas. Recuerde lo que le digo, los de Pekín serán unos Juegos con el cielo azul y despejado.
Bajo su mandato su eligió a Pekín como sede de los Juegos de 2008. Dadas las circunstancias actuales, ¿se arrepiente de la decisión?
No, no, para nada. Creo que fue la más acertada. Además, no fui yo quien la tomó sino la inmensa mayoría de miembros del CIO. Me siento orgulloso de que en la sesión que tuvo lugar en Moscú en 2001, la última que presidí, se adoptaran dos fallos importantes: uno, el de nombrar a mi sucesor, el doctor Jacques Rogge y un segundo, que fue la designación de Pekín como sede de los Juegos de 2008. China se lo merecía; durante años ha realizado un enorme esfuerzo en beneficio del movimiento olímpico. El CIO no olvida que cuando se produjo el boicot del bloque comunista a los Juegos de Los Angeles’84, la delegación china desfiló en el Memorial Coliseum y recibió una atronadora ovación por parte del público estadounidense. Fue un momento especialmente emotivo que no he olvidado. Sé –y me consta– que Pekín va a hacer honor a la responsabilidad contraída y organizará unos Juegos espléndidos. De momento, ya podemos anunciar que presentará al mundo las más espectaculares instalaciones deportivas que jamás se hayan visto.
Con franqueza, ¿el CIO ha sabido estar a la altura de la crisis?
El doctor Rogge ha hecho lo que tenía que hacer, que es mantener una política de defensa a ultranza de los atletas que participarán en los Juegos. Se trata de respetar la carta olímpica en todos sus puntos.
Pero no me negará que se ha desatado una corriente mediática en determinados países del primer mundo. ¿A qué lo achaca?, ¿hay intereses ocultos detrás...?
China, en los últimos 20 años, crece a un promedio del 10 por ciento. En unos pocos años, quizá en 20 o 25, se puede convertir en la primera potencia económica mundial y esa idea, a muchos países, no les gusta. Han aprovechado el paso de la antorcha olímpica para lanzar una campaña que, en mi opinión, no se ajusta a la realidad. Si queremos hablar de derechos humanos en serio habría que examinar con detenimiento lo que hacen muchos de los países que han vertido ese tipo de acusaciones sobre China.
¿Teme que se produzca un boicot de ciertas personalidades políticas a la ceremonia de apertura de los Juegos?
Si quiere que le sea sincero, esa posibilidad no me preocupa en absoluto. La no asistencia de esos dirigentes no tiene la menor importancia para mí. Los únicos que han de estar presentes son los deportistas, que son los grandes protagonistas de los Juegos. No hace muchos días, en Pekín, 205 comités olímpicos nacionales decidieron estar presentes en los Juegos. Eso es lo verdaderamente importante. El resto, es circunstancial.
¿Qué le diría usted a esos políticos?
Cuando estaba al frente del CIO y visitaba un país, tenía la costumbre de mantener diversos encuentros con las autoridades deportivas y políticas y siempre les decía lo mismo: el deporte ha de colaborar con los gobiernos porque son los gobiernos, precisamente, los que tienen la llave para dotarles de las finanzas necesarias para seguir creciendo. Al mismo tiempo, pedía a los políticos que respetasen la autonomía y la independencia de los deportistas. Todo pasa, en definitiva, por mantener un justo equilibrio y, sobre todo, por el respeto mutuo.
Si me permite el atrevimiento, creo que con usted no se habría producido la crisis actual, que hubiera conseguido la foto entre el Dalai Lama y el presidente de China, Hu Jintao...
Conmigo habría pasado lo mismo… o peor. El CIO está en buenas manos y el doctor Rogge hace una política inteligente que muchos no son capaces de apreciar, pero que es tremendamente efectiva. En situaciones como ésta, no sirven de nada los gestos elocuentes. La mejor diplomacia es la que no se ve.
A este paso, los Juegos Olímpicos no podrán disputarse en ninguna ciudad del mundo…
Bueno, es cierto que ha habido algunos inconvenientes, pero créame cuando le digo que el movimiento olímpico disfruta de muy buena salud. La prueba es que cada vez son más las ciudades que quieren organizar los Juegos de verano y también de invierno. La creación de los Juegos de la Juventud es una muestra más de ello.
¿Se esperaba la respuesta que está dando el pueblo chino a las críticas recibidas y la ola de nacionalismo que ha surgido y que ha desembocado, incluso, en un boicot a los productos franceses y en manifestaciones callejeras, algo insólito en aquel país?
La globalización también existe en la información. Encima de mi mesa tengo una carta de un compañero chino en la que me agradece una entrevista publicada en un medio español. Seguro que lo que usted escriba en su periódico, se conocerá en todo el mundo a los pocos minutos de aparecer en los quioscos. Los chinos están muy interesados con lo que pasa y lo que se publica en cualquier rincón del planeta. Contrariamente a lo que se pueda pensar, están molestos no por los actos de protesta registrados sino por la forma en que éstos se han producido. Agredir a la portadora de la antorcha olímpica por las calles de París, que era una atleta paralímpica, no es de recibo y no se puede justificar de ninguna forma. Los chinos, lo sé por experiencia, son buenos amigos, pero también tienen memoria y no olvidan.
En caso de que se produzca algún acto de protesta durante los Juegos, será fundamental que a la policía no se le vaya la mano...
Los chinos se han abierto al mundo y saben que es lo que tienen que hacer. Los periodistas gozarán de enormes facilidades para desarrollar su trabajo; desde luego, nada que ver con lo que hubiera pasado hace unos años. Estoy seguro de que controlarán sus reacciones perfectamente. Saben de la importancia que tienen estos Juegos para su futuro. Por otra parte, también han asumido que el CIO no podrá evitar que se produzcan manifestaciones fuera de las áreas olímpicas. Mi único deseo es que ese tipo de actos, llegado el caso, transcurran de forma pacífica.
"LOS BOICOTS SON COSA DEL PASADO"
Me temo que occidente sigue sin entender el enorme esfuerzo que está realizando China...
Los deportistas de los países occidentales sí que lo entienden; son los políticos los que no lo hacen... Es obvio que utilizan los Juegos como una herramienta más para conseguir sus fines. Si hay problemas, quien debe actuar de forma decidida es Naciones Unidas. Los que no estén de acuerdo con lo que ocurre en China, que recurran a esos foros internacionales y planteen las reivindicaciones pertinentes. Manejar la palabra ‘boicot’ es algo que se corresponde con el pasado y que ya no tiene ningún sentido en la actualidad. Está demostrado que no sirve para otra cosa que no sea perjudicar a un colectivo de atletas que durante años se han esforzado para alcanzar una meta. El mundo ha cambiado.
Le exigimos al deporte que haga en materia de derechos humanos lo que los políticos no hacen...
Los Juegos Olímpicos son el mayor escaparate mundial. Por eso ocurren estas cosas.
Pero Sarkozy, Brown, Clinton...
Dejémoslo en ese punto.
Está bien, dejémoslo.
¿Circulan negros nubarrones sobre Pekín?
La crispación se ha producido al paso de la antorcha olímpica en unas pocas ciudades. Lo peor ha sido la violencia desatada en París, Londres... Es verdad que todavía resta por cubrirse alguna etapa que puede ser conflictiva, como la del Tíbet, que me temo será inminente y semiclandestina para evitar que se repitan los altercados vividos en aquellos lugares. Estoy seguro de que lo peor ya ha pasado.
Pero…
Mire, los chinos se han sentido agredidos por unas manifestaciones dirigidas contra su país y que, en mi opinión, son totalmente injustas. Quienes de verdad conocen China saben de los enormes avances registrados en ese país en los últimos años. La gente vive mejor hoy que antes, y ese es un hecho irrefutable.
También se habla de la contaminación…
Es verdad que la hay. Pero, escuche lo que le digo, estoy seguro de que si no se produce un fenómeno natural como puede ser una tormenta de arena procedente del desierto de Gobi, no habrá contaminación o, por lo menos, no más que en otras ciudades de las que apenas se habla. El gobierno chino ha anunciado medidas de choque y durante los Juegos sólo podrá circular la mitad del parque automovilístico –matriculas pares un día e impares, al siguiente–. Además, todas las fábricas de la provincia estarán cerradas por vacaciones en esas fechas. Recuerde lo que le digo, los de Pekín serán unos Juegos con el cielo azul y despejado.
Bajo su mandato su eligió a Pekín como sede de los Juegos de 2008. Dadas las circunstancias actuales, ¿se arrepiente de la decisión?
No, no, para nada. Creo que fue la más acertada. Además, no fui yo quien la tomó sino la inmensa mayoría de miembros del CIO. Me siento orgulloso de que en la sesión que tuvo lugar en Moscú en 2001, la última que presidí, se adoptaran dos fallos importantes: uno, el de nombrar a mi sucesor, el doctor Jacques Rogge y un segundo, que fue la designación de Pekín como sede de los Juegos de 2008. China se lo merecía; durante años ha realizado un enorme esfuerzo en beneficio del movimiento olímpico. El CIO no olvida que cuando se produjo el boicot del bloque comunista a los Juegos de Los Angeles’84, la delegación china desfiló en el Memorial Coliseum y recibió una atronadora ovación por parte del público estadounidense. Fue un momento especialmente emotivo que no he olvidado. Sé –y me consta– que Pekín va a hacer honor a la responsabilidad contraída y organizará unos Juegos espléndidos. De momento, ya podemos anunciar que presentará al mundo las más espectaculares instalaciones deportivas que jamás se hayan visto.
Con franqueza, ¿el CIO ha sabido estar a la altura de la crisis?
El doctor Rogge ha hecho lo que tenía que hacer, que es mantener una política de defensa a ultranza de los atletas que participarán en los Juegos. Se trata de respetar la carta olímpica en todos sus puntos.
Pero no me negará que se ha desatado una corriente mediática en determinados países del primer mundo. ¿A qué lo achaca?, ¿hay intereses ocultos detrás...?
China, en los últimos 20 años, crece a un promedio del 10 por ciento. En unos pocos años, quizá en 20 o 25, se puede convertir en la primera potencia económica mundial y esa idea, a muchos países, no les gusta. Han aprovechado el paso de la antorcha olímpica para lanzar una campaña que, en mi opinión, no se ajusta a la realidad. Si queremos hablar de derechos humanos en serio habría que examinar con detenimiento lo que hacen muchos de los países que han vertido ese tipo de acusaciones sobre China.
¿Teme que se produzca un boicot de ciertas personalidades políticas a la ceremonia de apertura de los Juegos?
Si quiere que le sea sincero, esa posibilidad no me preocupa en absoluto. La no asistencia de esos dirigentes no tiene la menor importancia para mí. Los únicos que han de estar presentes son los deportistas, que son los grandes protagonistas de los Juegos. No hace muchos días, en Pekín, 205 comités olímpicos nacionales decidieron estar presentes en los Juegos. Eso es lo verdaderamente importante. El resto, es circunstancial.
¿Qué le diría usted a esos políticos?
Cuando estaba al frente del CIO y visitaba un país, tenía la costumbre de mantener diversos encuentros con las autoridades deportivas y políticas y siempre les decía lo mismo: el deporte ha de colaborar con los gobiernos porque son los gobiernos, precisamente, los que tienen la llave para dotarles de las finanzas necesarias para seguir creciendo. Al mismo tiempo, pedía a los políticos que respetasen la autonomía y la independencia de los deportistas. Todo pasa, en definitiva, por mantener un justo equilibrio y, sobre todo, por el respeto mutuo.
Si me permite el atrevimiento, creo que con usted no se habría producido la crisis actual, que hubiera conseguido la foto entre el Dalai Lama y el presidente de China, Hu Jintao...
Conmigo habría pasado lo mismo… o peor. El CIO está en buenas manos y el doctor Rogge hace una política inteligente que muchos no son capaces de apreciar, pero que es tremendamente efectiva. En situaciones como ésta, no sirven de nada los gestos elocuentes. La mejor diplomacia es la que no se ve.
A este paso, los Juegos Olímpicos no podrán disputarse en ninguna ciudad del mundo…
Bueno, es cierto que ha habido algunos inconvenientes, pero créame cuando le digo que el movimiento olímpico disfruta de muy buena salud. La prueba es que cada vez son más las ciudades que quieren organizar los Juegos de verano y también de invierno. La creación de los Juegos de la Juventud es una muestra más de ello.
¿Se esperaba la respuesta que está dando el pueblo chino a las críticas recibidas y la ola de nacionalismo que ha surgido y que ha desembocado, incluso, en un boicot a los productos franceses y en manifestaciones callejeras, algo insólito en aquel país?
La globalización también existe en la información. Encima de mi mesa tengo una carta de un compañero chino en la que me agradece una entrevista publicada en un medio español. Seguro que lo que usted escriba en su periódico, se conocerá en todo el mundo a los pocos minutos de aparecer en los quioscos. Los chinos están muy interesados con lo que pasa y lo que se publica en cualquier rincón del planeta. Contrariamente a lo que se pueda pensar, están molestos no por los actos de protesta registrados sino por la forma en que éstos se han producido. Agredir a la portadora de la antorcha olímpica por las calles de París, que era una atleta paralímpica, no es de recibo y no se puede justificar de ninguna forma. Los chinos, lo sé por experiencia, son buenos amigos, pero también tienen memoria y no olvidan.
En caso de que se produzca algún acto de protesta durante los Juegos, será fundamental que a la policía no se le vaya la mano...
Los chinos se han abierto al mundo y saben que es lo que tienen que hacer. Los periodistas gozarán de enormes facilidades para desarrollar su trabajo; desde luego, nada que ver con lo que hubiera pasado hace unos años. Estoy seguro de que controlarán sus reacciones perfectamente. Saben de la importancia que tienen estos Juegos para su futuro. Por otra parte, también han asumido que el CIO no podrá evitar que se produzcan manifestaciones fuera de las áreas olímpicas. Mi único deseo es que ese tipo de actos, llegado el caso, transcurran de forma pacífica.
"LOS BOICOTS SON COSA DEL PASADO"
Me temo que occidente sigue sin entender el enorme esfuerzo que está realizando China...
Los deportistas de los países occidentales sí que lo entienden; son los políticos los que no lo hacen... Es obvio que utilizan los Juegos como una herramienta más para conseguir sus fines. Si hay problemas, quien debe actuar de forma decidida es Naciones Unidas. Los que no estén de acuerdo con lo que ocurre en China, que recurran a esos foros internacionales y planteen las reivindicaciones pertinentes. Manejar la palabra ‘boicot’ es algo que se corresponde con el pasado y que ya no tiene ningún sentido en la actualidad. Está demostrado que no sirve para otra cosa que no sea perjudicar a un colectivo de atletas que durante años se han esforzado para alcanzar una meta. El mundo ha cambiado.
Le exigimos al deporte que haga en materia de derechos humanos lo que los políticos no hacen...
Los Juegos Olímpicos son el mayor escaparate mundial. Por eso ocurren estas cosas.
Pero Sarkozy, Brown, Clinton...
Dejémoslo en ese punto.
Está bien, dejémoslo.
Los atletas y la libertad de expresión
Juan Antonio Samaranch está convencido de que los atletas respetarán las normas que dicta la Carta Olímpica. “Ningún deportista se podrá manifestar políticamente dentro de lo que son las áreas olímpicas, ni en las ceremonias, ni en las instalaciones... Fuera de ellas, podrán hacer lo que quieran”. A pesar de los contratiempos, no duda que “los Juegos de Pekín serán los mejores de la historia”.
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