La atleta lo tuvo todo. Fue la ‘novia’ de América, pero traicionó la confianza de sus compatriotas. Ahora está arruinada
La mujer más rápida del mundo cumple condena. Comparte centro penitenciario con otras 250 mujeres
(publicado en sport.es)
Agencias BARCELONA
Las autoridades carcelarias aseguran que su comportamiento es exquisito. Consume buena parte de la jornada leyendo libros, pasea durante largas horas, mantiene una relación cordial con el resto de reclusas, aunque distante, no habla demasiado y come en una mesa aparte. Marion Jones está viviendo los peores momentos de su vida. La que fue la mujer más rápida del mundo es ahora la interna número 84868/054. Jones ingresó el viernes en prisión, antes de lo esperado, para cumplir los seis meses de pena que le impusieron por un doble delito de falso testimonio ante las autoridades federales. Previsiblemente, hasta el 7 de septiembre será una más de las 250 mujeres en el centro penitenciario especializado en cuidados sanitarios Federal Medical Center Carswell, en Fort Worth, en el estado de Texas. La que fuera “novia” de Estados Unidos –ganó cinco medallas en los Juegos de Sydney 2000–, será los próximos meses una reclusa más. No gozará de ningún tipo de privilegio. Al igual que el resto de pequeñas o grandes criminales vestirá el uniforme verde de la prisión, se levantará a las seis de la mañana y luego desarrollará un trabajo por el que le pagarán 20 céntimos de dólar a la hora. Cuando su marido, el ex velocista Obadele Thompson, la visite con sus dos hijos desde su casa de Austin, a 300 kilómetros, le permitirán un abrazo y un beso para saludarla y despedirla. Nada más. El primer paso el viernes fue la habitual identificación fotográfica. Una foto de frente, una segunda de perfil, ambas con su número de identificación, como en las películas de Hollywood. Pero el centro penitenciario no es una ficción, sino la vida real, es donde Jones pagará años de mentiras. Es la primera atleta en torno al escándalo del laboratorio Balco que acaba en la cárcel. Siempre negó de manera vehemente haberse dopado y amenazó con demandas a todos aquellos que se atrevían a afirmar lo contrario. Hasta que el 5 de octubre, por su mala conciencia, la presión popular y la posibilidad de llegar a un acuerdo judicial más beneficioso, confesó que en su declaración de noviembre de 2003 ante la comisión de investigación del caso Balco había mentido. Y también admitió su implicación en un fraude financiero con cheques de su ex pareja y padre de uno de sus hijos, el ex plusmarquista mundial de los 100 metros Tim Montgomery. Jones confesó que ya antes de los exitosos Juegos de Sydney tomó EPO (eritropoietina). Regresó de Australia como una estrella, alguien que en un país dominado por el fútbol americano y el béisbol emergió como un icono, una medallista de oro, una chica de portada, una heroína para todas las chicas, una campaña de publicidad andante, una “empresa” llamada Marion Jones. Fue portada de la revista ‘Vogue’ como símbolo de femineidad y de fuerza. “La nueva heroína americana”, tituló entonces. “No sólo es la mujer más rápida del mundo, está dispuesta a ser la mejor atleta de la historia”, agregó la publicación. Luego se destapó el escándalo Balco y con él las sospechas que ella siempre negó, negó y negó. Y, finalmente, llegó la cárcel. La campeona entre rejas. Cuando salga, cumplirá dos años de libertad condicional y 400 horas de trabajos comunitarios.
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Eso es una putada. La han dejado sola mientras que en otro momento la arropaban. Ella quiso dar más para seguir siendo mimada como antes y usó un camino equivocado, pero se levantará y será feliz, de eso estoy seguro.
ResponderEliminarSaludos
Los dos cargos por los que se le condenó fueron: por mentir a los investigadores federales sobre el uso de sustancias dopantes y en relación con un fraude bancario.
ResponderEliminarSi la ley fuera igual en Europa como en USA estarían las carceles llenas.
Un saludo