Edurne Pasabán, con los tejados del centro de Madrid al fondo.
Edurne Pasabán
- Quiere convertirse en la primera mujer en coronar los 14 picos de más de 8.000 m que hay en el mundo.
- Ya suma 9, y el 21 de marzo intentará hollar el Dhaulagiri (8.167 m), en Nepal.
- La austriaca Gerlinde Kaltenbrunner quiere también conseguir este reto.
Predestinación. O casi. 'Edurne', en euskera, significa 'Nieves', como las eternas que habitan, desafiantes, en las montañas más altas del mundo. Catorce de ellas pueden presumir de superar 8.000 metros, pero pocos montañeros, ninguna mujer, los han coronado.
Edurne Pasabán (Tolosa, Guipúzcoa; 1973) tiene nueve en su zurrón y ahora, el 21 de marzo, inicia el asalto al décimo: el Dhaulagiri (8.167 metros), en Nepal."Cuando en 2001 coroné el Everest -su primer ochomil- no pensaba en la aventura de coronar los catorce. Yo sólo quería escalar montañas. Pero pasan los años, vas sumando cimas, esta afición se transforma en una forma de vida, casi tu oficio, y llega un momento en el que piensas hasta dónde quieres llegar", explica, sonriente, Pasabán. Respeta y no olvida que, en 2004, su vida corrió peligro en el K2.
Una crisis personal
"Siempre digo que una montaña no vale ni para perder una uña, pero aquella expedición se hizo muy dura y me amputaron dos dedos de los pies", recuerda. Coronó en su primer intento. Juanito Oiarzábal, el hombre que más veces ha escalado ochomiles (21) salió peor parado. Perdió todos."Para mí fue más duro lo que viene después. Ver la muerte tan cerca te plantea muchas cosas... Y caí en una crisis. Entré en una depresión porque no sabía el camino que quería recorrer. He tenido muchas dudas, pero me he vuelto a descubrir".
Pasabán se reencontrará en el Dhaulagiri, montaña blanca en sánscrito, con la austriaca Gerlinde Kaltenbrunner, la otra gran aspirante a conquistar los ochomiles. "No competimos. Somos buenas amigas y sabemos que en cada expedición te juegas la vida", matiza.
Juntas llegaron a la cima del Broad Peak (2007). Gerlinde tiene diez, pero le faltan el K2 y el Everest. Edurne se ilusiona con el Shisha Pangma (8.046 m), un viejo proyecto que no fue. Dos amigos con los que lo ideó perdieron la vida en los montes. "El Shisha sería un homenaje".
Una ingeniera restauradora
Pasabán es ingeniera técnico industrial. Renunció a la empresa familiar por la montaña. "Quizá hubiera sido lo más fácil -reconoce-, pero para este deporte los mejores años son estos, entre los 30 y los 40. Y para mí la montaña es mucho. Me ha aportado amigos -también los perdí-, mucha libertad. En la sociedad actual las cosas nos vienen muy implantadas, pero en la montaña todo surge. La decisión la tomas tú. Y eso lo valoro", explica a 20 minutos.Edurne vive en Barcelona. Y allí se entrena. "¿Por qué un tenista tiene que entrenarse todos los días y un alpinista no? No lo entiendo. Éste es mi trabajo y me preparo tres o cuatro horas al día en el Centro de Alto Rendimiento de San Cugat", añade. Pese a su vida en la Ciudad Condal, no olvida su negocio, Abeletxe, una casa rural-restaurante en Zizurkil. "Es más duro que un 8.000", sonríe Disfruto mucho allí y con la gente.
Fuente: 20 minutos.es
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Edurne Pasabán (Tolosa, Guipúzcoa; 1973) tiene nueve en su zurrón y ahora, el 21 de marzo, inicia el asalto al décimo: el Dhaulagiri (8.167 metros), en Nepal.
He tenido muchas dudas, pero me he vuelto a descubrir
Una crisis personal
"Siempre digo que una montaña no vale ni para perder una uña, pero aquella expedición se hizo muy dura y me amputaron dos dedos de los pies", recuerda. Coronó en su primer intento. Juanito Oiarzábal, el hombre que más veces ha escalado ochomiles (21) salió peor parado. Perdió todos.
Ver la muerte tan cerca te plantea muchas cosas... Y caí en una crisis
Pasabán se reencontrará en el Dhaulagiri, montaña blanca en sánscrito, con la austriaca Gerlinde Kaltenbrunner, la otra gran aspirante a conquistar los ochomiles. "No competimos. Somos buenas amigas y sabemos que en cada expedición te juegas la vida", matiza.
Juntas llegaron a la cima del Broad Peak (2007). Gerlinde tiene diez, pero le faltan el K2 y el Everest. Edurne se ilusiona con el Shisha Pangma (8.046 m), un viejo proyecto que no fue. Dos amigos con los que lo ideó perdieron la vida en los montes. "El Shisha sería un homenaje".
Una ingeniera restauradora
Pasabán es ingeniera técnico industrial. Renunció a la empresa familiar por la montaña. "Quizá hubiera sido lo más fácil -reconoce-, pero para este deporte los mejores años son estos, entre los 30 y los 40. Y para mí la montaña es mucho. Me ha aportado amigos -también los perdí-, mucha libertad. En la sociedad actual las cosas nos vienen muy implantadas, pero en la montaña todo surge. La decisión la tomas tú. Y eso lo valoro", explica a 20 minutos.
La montaña aporta mucha libertad
Fuente: 20 minutos.es
Cada vez que veo a esa mujer por la tele chutando como una locomotora en un monte con 4 tíos detrás con la lengua para afuera me parto de la risa.
ResponderEliminarEsta mujer es la caña. Esa foto está genial: la define perfectamente.
Buenos días Óscar,
ResponderEliminarEdurne es de una especie muy poco común, es fantástica.
Mi hija mayor que también hace escalada, pero a nivel de aficionada, la tiene idealizada y dice que es una bruta. Rompe y supera continuamente los límites establecidos.
Un abrazo.